Cantar de Mío Cid

La Obra

El cantar de gesta llamado "Cantar de Mio Cid" es la primera obra narrativa extensa de la literatura española en una lengua romance.Consta de 3.735 versos anisosilábicos que relatan hazañas heroicas inspiradas libremente en los últimos años de la vida del caballero castellano Don Rodrigo Díaz de Vivar.

El poema está escrito en castellano medieval y compuesto alrededor del año 1200 (fechas post quem y ante quem: 1195-1207). Se desconoce el título original, aunque probablemente se llamaría gesta o cantar, términos con los que el autor describe su obra en los versos 1.085 y 2.276, respectivamente.

Muestra la venganza de el Cid por la muerte de su padre. Forma parte de la Crónica de 1344, que está en la Academia de las Ciencias de Lisboa.

Argumento

El Cantar de Mio Cid trata el tema del honor, un valor de gran importancia para la gente de la época. La necesidad de recuperar la honra perdida es lo que da impulso a las hazañas acometidas por el héroe.

El poema se inicia con el destierro del Cid, primer motivo de deshonra, tras una acusación de robo. Este deshonor supone también el ser desposeído de sus heredades o posesiones en Vivar y privado de la patria potestad de su familia.

Tras conseguir la conquista de Valencia, gracias a su prudencia y astucia, el héroe consigue el perdón real y una nueva heredad, el señorío sobre Valencia. Para ratificar su nuevo estatus de señor de vasallos, se conciertan las bodas de sus hijas con linajes del mayor prestigio como son los infantes de Carrión.

El destino, sin embargo, es imprevisible y transforma este momento de felicidad en una nueva caída de la honra del Cid, debido al ultraje de los infantes a las hijas del Cid, que son vejadas, malheridas y abandonadas en el robledal de Corpes, hecho que supone según el derecho medieval el repudio de facto de estas por parte de los de Carrión.

Por ello el Cid alega la nulidad de los matrimonios en un juicio presidido por el rey, en el que los infantes de Carrión queden infamados públicamente y apartados de los privilegios que antes detentaban como miembros del séquito real. Por el contrario, las hijas del Cid conciertan matrimonios con reyes de España, llegando al máximo ascenso social.

El Autor y el Manuscrito

El Autor

Aunque se trate de una obra anónima, el análisis del texto conservado demuestra que pertenece a un autor culto, con conocimientos precisos del derecho vigente a fines del siglo XII y principios del XIII, y que conocía la zona aledaña a Burgos. Se han acumulado diversas teorías sobre su identidad: se ha hablado de un juglar de Medinaceli y de otro de San Esteban de Gormaz, de un poeta de los valles del Jiloca o Jalón y hasta de Jerónimo de Périgord.

En mayo de la era de César de 1245 (1207 de la era cristiana), un abad que tan solo se identifica como Pedro, terminó de copiar un manuscrito de casi cuatro mil versos, aprovechando el explicit o conclusión para demandar, según constumbre arraigada en los amanuenses medievales, una dádiva: "quien escrivió este livro, dél[e] Dios paraíso.¡Amén!Per Abbat le escrivió en el mes de mayo, en era de M e CC e XLV años".

La copia de Per Abad contenía un relato de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar que, como en tantas obras coétaneas, carecía de título pero que mucho después se conocería como Cantar de mio Cid o Poema de mio Cid. Per Abad copiaba, por tanto, un texto anterior, sobre cuya fecha de composición sigue abierto el debate.

En la Edad Media «escribir» significaba solo «ser el copista», para lo que hoy conocemos como autor habría de decir «compuso» o «fizo». Esto invalida la teoría de Colin Smith de que el autor fue Per Abbat.

El Manuscrito

Reproducción de una página del manuscrito Cantar de mío Cid conservado en la Biblioteca Nacional de España

Existe un ejemplar único que actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional en Madrid.

Se trata de un tomo de 74 hojas de pergamino grueso, al que le faltan tres, una al inicio y dos entre las hojas 47, 48 y 69, 70. Otras 2 hojas le sirven de guardas. En muchas de sus hojas hay manchas, debidas a los reactivos utilizados ya desde el siglo XVI para leer lo que, en principio, había empalidecido. La encuadernación del tomo es del siglo XV. Está hecha en tabla forrada de badana y con orlas estampadas.

El manuscrito es un texto seguido sin separación en cantares, ni espacio entre los versos, los cuales se inician siempre con letra mayúscula.

 

La leyenda

Nueve siglos después de la muerte de Rodrigo Díaz de Vivar y ocho siglos después de poner por escrito las leyendas sobre sus hazañas en el Cantar de mio Cid, el personaje sigue siendo un paradigma del héroe que suscita fascinación y constituye un modelo de referencia.

Sello emitido en 1962. Estatua A. Huntington

Muchos de los hechos y hazañas que se le atribuyen al Cid jamás existieron, pero han contribuido a la consagración del mito. El Cid era el héroe que necesitaba la cristiandad hispana de la Edad Media debido al contexto histórico: tiempo de Cruzadas, época de Reconquista y de avances hacia el sur.

El personaje histórico que inspiró la leyenda, Rodrigo Díaz de Vivar nació en el pueblo de Vivar (Burgos) hacia 1043 e inició su vida de caballero a finales del reinado de Fernando I. Estuvo al servicio de uno de los hijos del monarca - Sancho II rey de León y después de su muerte a Alfonso VI. Se casa con la noble leonesa Jimena Díaz, hija del conde de Oviedo, quien descendía de los reyes leoneses. En 1081 sale exiliado tras una falsa acusación de robo y se ofrece al servicio de los reyes musulmanes de Zaragoza. En 1088 vuelve del exilio a Castilla para derrotar más tarde al rey de Aragón y al conde de Barcelona hasta que en 1094 conquista todo un reino convirtiéndose en señor de Valencia.

Sello emitido en 1962. Estatua J. Cristóbal

Una vida que ha merecido entrar en la historia, la literatura y el arte.

La FNMT-RCM ha querido rendir homenaje a esta obra maestra de la literatura española medieval acuñando una colección compuesta por tres monedas de 8 reales plata de 10 € de valor facial, un cincuentín de plata de 50 € de valor facial, y una moneda de 4 escudos de oro de 200 € de valor facial.

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